lunes, 24 de agosto de 2015

Un paseo por las nubes... Rinlo

Parece que fue ayer que todavía estábamos allí, un sitio que sinceramente me sorprendió muy mucho; incluso estoy convencida que podría acostumbrarme a ello, y vivir allí me refiero. En principio fue un lugar escogido en nuestra estrecha y apretada agenda para comer y hacer un poco de tiempo antes de visitar una de las playas más bonitas que tenemos… la Praia as Catedrais.

Fuimos a comer a un restaurante (por lo visto muy conocido) llamado A Cofradia de Rinlo, el motivo de comer allí y no en otro lugar fue la riquísima olla de arroz con marisco, muy recomendada por mis padres que ya habían tenido la suerte de degustarla. Os he de reconocer que estaba increíble, además de la muy buena calidad-precio. Hay que hacer reserva con antelación puesto que se trata de un restaurante chiquito pero os aseguro que si os encontráis por la zona vale la pena hacer un STOP y darse un capricho para el estómago.


Como os comentaba con anterioridad, después de una buena comida no hay nada mejor que un buen paseo para hacer reposo y a la vez un poco de tiempo antes de nuestra esperada visita a la playa. Nos comentaron que cerca del restaurante había un paseo que bordeaba la riera hasta unirse con el océano en el mismo pueblo de Rinlo así que no lo dudamos mucho.





No nos hacía un día de sol, de hecho yo estaba bastante apurada porque no nos lloviera y se nos fastidiara el día (benditas apps del tiempo), así que os podéis imaginar que el cielo estaba bastante tapado. Quien me iba a decir a mi lo bonito y característico que iba a resultar el paisaje y el entorno con ese día que hacía… sencillamente espectacular!

Z se lo pasó pipa para arriba y para abajo, en una de esas carrerillas se adentró en las rocas con papi para verlo todo desde otra perspectiva, un mirador al océano precioso.





Los recuerdos que tenemos de nuestra infancia son muy valiosos y es por ese motivo que debemos proporcionarles a nuestros pequeños los mejores, para que así el día de mañana lo recuerden con una sonrisa de oreja a oreja. Me encanta ver como disfrutaba, descubría, exploraba, explicaba y reía sin parar. Y sobre todo verlos juntos a los dos, me encanta ver como bromean, como se abrazan y se besan, como Z le explica y pregunta sin parar (sí, sí, esa edad que hablan como cotorras), es muy divertido escuchar sus ocurrencias.








A Z le llegó ese momento que a todo niño (tarde o temprano) le llega… la etapa del “Y porque?”, al principio es divertido e intentas responderle siempre, pero puede resultar agotador, sobre todo porque no hay manera de acabar una conversación con él. Al final le dejo a él la última palabra...  a que no adivináis como acaban siempre nuestras charlas?




Un paseo por las nubes, eso fue lo que nos regaló Rinlo. A veces los mejores planes salen de no tener nada planeado, en nuestro caso nos pilló dentro de la ruta y la sorpresa fue aún mayor. Si tenéis la oportunidad de ir os lo recomiendo porque además de comer muy bien el paseo vale la pena!

La visita a la Praia de las Catedrais la reservo para el siguiente post, Rinlo se merecía (a mi entender) una entrada propia.
Ahora toca seguir disfrutando que todavía queda verano por delante, nos leemos pronto!

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